domingo, 26 de abril de 2009

Carlos Giménez, contador de historias


El candidato al Premio Principe de Asturias de las Artes, Carlos Giménez, uno de los mejores dibujantes españoles, participó en una charla ayer en la Feria del Libro de Valencia con el título de "Memoria histórica en el cómic", con Álvaro Pons. Giménez hizo un repaso de sus obras, comenzando por la última aparecida, el cuarto volumen de "36 - 39. Malos tiempos" y ordenando cronologicamente en el tiempo dichos trabajos. Las historias de la Guerra Civil española se las contaba un amigo de su familia, al que llama Timoteo, y sentado con una grabadora iba recogiendo los datos que le contaba sobre la guerra, pero vista desde el prisma de la gente normal, de la calle, aquella que sufrió los horrores de la guerra, el hambre, las enfermedades. Según su comentario, la guerra las empieza "un hijo de puta, perdonen por no decir otro nombre más suave, pero no lo hay, que un dia dice que esto no lo quiere y quiere lo otro. El que tiene la pistola es el que empieza, y es el culpable del horror y las muertes que suceden tanto en uno como en otro bando". Después de la guerra, se pasó mucha hambre y llegaron enfermedades, todos los niños tenían sabañones a causa de la desnutrición. Los vencidos perdieron la dignidad, y los vencedores eran los amos.

Tras esta obra, se situaría "Paracuellos", ya con las vivencias de posguerra de Carlos Giménez (nació en 1941) en los internados de Auxilio Social, y esto lo cuenta como lo ha vivido, o historias que le sucedieron en aquella España pequeñita que habia tras los muros, donde estaban los fuertes y los débiles, vencedores y vencidos. A modo de anécdota, cuenta que envió muestras de esta obra a muchas editoriales, pero ninguna le hizo caso, hasta que una editorial francesa (Fluide Glacial) lo publicó y después se interesaron las editoriales españolas. Tras salir del colegio de "Paracuellos" cuenta lo que le sucedió en "Barrio", donde la España pequeñita era la misma dentro que fuera, con todas sus miserias. Su etapa como dibujante de Selecciones Ilustradas la cuenta en "Los profesionales", cuando se traslada de Madrid, donde estaba en un estudio en el que se tomaba su trabajo de un modo más cultivado (leían poesías, se leía a Unamuno...) hasta Barcelona donde "lo único que le interesaba a mis compañeros eran la moda, la música, el dinero y las tias, eran unos auténticos hijos de puta", en el sentido en que cometían muchas gamberradas. Una de ellas fue que mientras estaban almorzando en el bar que habia bajo del estudio, "pasó una viejecita que tendría mil años, toda encorvada, vestida de negro, con las piernecitas delgaditas y los ojos desorbitados" porque aquellos personajes le estaban gritando "Tia buena, maciza", eran bromas muy crueles. Cuenta que uno de los novatos era Josep Mª Beà, y le gastaron la broma del "boxeador", admitiendo más tarde que aún tenía pesadillas con lo que pasó en la agencia. Un comentario que le hizo Victor Mora fue el de "Cuánto talento se ha desperdiciado", porque se gastaba para hacer bromas en lugar de aplicarlo a su trabajo. El siguiente paso fue "España Una, Grande y Libre", que se publicó primero en El Papus, para ser recopilado en tres tomos años después, donde nos cuenta las historias de la Transición.
Él mismo se define como un contador de historias, como un trovador que cuenta historias propias y de otras personas, su "memoria histórica", porque cuenta sus memorias en una parte de la Historia que le ha tocado vivir. Su próximo proyecto es una adaptación de una historia pensada para el cine por Manuel Magí que no se llevó a cabo, sobre la leyenda de los infantes de Lara. Su título es el de "Año 1.000: La sangre", de momento lleva unas 20 páginas dibujadas y es una historia muy sangrienta. Esperamos impacientes este nuevo trabajo de Carlos Giménez.

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