miércoles, 29 de mayo de 2019

"The Black Beetle: Kara böcek" por Francesco Francavilla

Nuevas aventuras de The Black Beetle en "Kara böcek", tras aquel "Sin salida" que publicó también Planeta Cómic en España, recopilando una historia en cinco partes aparecida en Dark Horse Presents #28-32 USA. El justiciero conocido como Black Beetle se dirige a Constantinopla en busca de un objeto antiguo que se considera un arma destructiva. En el barco, Thomas Sawyer, la identidad civil del enmascarado,  conoce a Elsa Vogel, una espía alemana que tiene el mismo objetivo de hacerse con el objeto, acompañada de un grupo de nazis. Nada más desembarcar, Sawyer toma un taxi el cua es perseguido por los alemanes para encontrar el objeto, pero Beetle les da esquinazo. Poco después se dirige a ver a su amigo Aziz, el anticuario poseedor del objeto, con el que se verá en un lugar acordado para realizar la entrega. Mientras tanto en el hotel, Sawyer encuentra a un conocido, el capitán Ahmet el cual le informa de la presencia de los nazis en la ciudad y un hidroplano. Una vez Black Beetle se encuentra con Aziz para recoger el objeto, los nazis le están esperando y se produce un tiroteo, escapando el enmascarado en una lancha perseguido por el hidroplano, intentando eliminarlo para hacerse con el objeto.

Los personajes pulp de "Black Beetle" creados por Francavilla funcionan perfectamente en esta historia, ambientada en Turquía en 1934 en la que incluye un misterio, nazis, mujeres fatales y todos los elementos necesarios para crear una aventura exótica. El arte de Francavilla es de trazo sencillo pero vigoroso, estilizado, y con detalladas viñetas. La paleta de colores utilizada comienza de manera suave al reflejar escenas diurnas, y  utilizando los ya conocidos tonos azules y rojizos para los momentos nocturnos. A pesar de todo, apenas aparece Black Beetle en sus páginas, tomando más protagonismo su identidad civil ( de la que no sabemos si es la auténtica, Tom Sawyer), reservando la aparición del enmascarado hacia el final, y la historia resulta demasiado corta. Cuarenta páginas que saben a poco, que engrosan diez más con bocetos del trabajo de Francavilla e ilustraciones a modo de carteles de cine, y que nos deja con la miel en los labios.

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