Seguimos con el arco argumental "Pesadillas" que concluye en este "Batman nº 90" que publica ECC en España, con los Batman 68-69 USA. La primera historia, la sexta pesadilla, nos presenta a Lois y Selina en la despedida de soltera de esta (antes de la boda), celebrándolo en la Fortaleza de la Soledad, donde han llegado con Supergirl pero debe marcharse debido a una alerta. Una vez dentro, Lois y Selina se dedican a probar todos los licores (desde los fabricados en la Tierra hasta los llegados de la galaxia) que les ofrecen los robots hechos a imagen de Superman, acabando un poco alegres y visitando las otras salas de recreo y esparcimiento, contando hasta con un stripper. Mientras tanto, Clark y Bruce tienen una cena más aburrida mientras juegan al ajedrez y hablan de su vida, hasta que Lois decide llamar a Clark para que las recoja, y en la página final descubrimos cómo se halla Batman en estas pesadillas. Un número de relleno, en el que no sucede nada relevante, solo una pesadilla más en la que Tom King no ha estado muy acertado. Las páginas con los momentos de Lois y Selina son divertidos, mientras que los de Clark y Bruce aburren. Además, el dibujo es compartido por Amanda Conner con su trazo ligero y divertido, John Timms, Dan Panosian y una página final a cargo de Mikel Janín.
La conclusión de las "Pesadillas" se da en el siguiente número, donde se repite la historia de cómo se conocieron Bruce y Selina, en un barco, en las calles, repasando las distintas etapas y vestuario de Catwoman mientras bailan. Batman recuerda las pesadillas que ha estado viviendo, hablan sobre la boda que no ocurrió y sabe que alguien lo tiene bajo el influjo de algún somnífero. Para ello en caso de sufrir algún incidente parecido, se inyectó las toxinas del Espantapájaros para poder liberarse y despertar del sueño. Deberá enfrentarse a su peor miedo y entonces sus glándulas suprarrenales segregarán las defensas para volver a la realidad. Meintras tanto, Bane se entrena con otra persona, y ambos se hallan detrás de todo con la intención de que Bruce no sea Batman. De nuevo Tom King se repite con la historia de cómo se conocieron Bruce y Selina, y aunque está ilustrado de forma excelente por Yanick Paquette, volver a ver algo que ya hemos visto recientemente es redundante. Las composiciones de página de Paquette para el baile de Batman y Catwoman son esplendidas, mientras la de Bane y su compañero son más convencionales. Esperamos que en el próximo número despertemos de la pesadilla.
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