Finaliza en esta octava entrega la miniserie "Batman: La maldición del Caballero Blanco" de Sean Murphy, que ha venido publicando ECC en nuestro país, con el Batman: Curse Of The White Knight # 8 USA. Como sucedió en el pasado número tras hacer pública su identidad secreta, Batman se dispone a luchar contra Azrael, después de conocer que ha perdido su honor y su legado familiar, dirigiéndose al aeropuerto donde ha sido localizado Jean Paul Valley por última vez. Junto con los miembros de la UAG conduciendo sus batmóviles, Batman los inutiliza con un dispositivo para enfentarse sólo a Azrael, buscando vengarse y acabar con su vida. Durante la lucha, Batman está dispuesto a matar a Valley, pero con su armadura es inmune a las balas que le lanza Bruce con su ametralladora. Por suerte, Nightwing llega a tiempo, lanzando su vehículo contra Azrael quien suelta a Batman de su presa escapando. Batman comunica a los miembros de la UAG que manden sus patrullas al embalse de Gotham, ya que se dispone a volarlo. Antes de desplazarse al emblase, Batman pasa por la mansión Wayne para recoger las espadas de Edmond Wayne de su panoplia, al tiempo que rememora escenas de su vida con Alfred, Victor Fries o Gordon, en las que ninguno pone en duda la honradez de Bruce. Ya en el embalse de la ciudad, Batman se dispone a luchar contra Azrael utilizando las espadas de Edmond, invitando a Azrael a hacer lo mismo con su espada, en lo que será el enfrentamiento final.
En este último número, Sean Murphy ofrece un final de infarto con varias escenas de acción en las que Batman utiliza armas de fuego (algo casi impensable en el personaje), cruzando la línea que nunca debe sobrepasar, y alguna sorprendente revelación, con un final abierto para una posible continuación de este "Murphyverso". Quizá sea algo obvio el resultado final con Azrael, ya que la máxima de "Batman no mata" se aplica aquí in extremis, pero deja algunas escenas emotivas como la conversación con Dick sobre este hecho. Como siempre, la narrativa de Sean Murphy es excelente, al igual que el dibujo con su trazo grueso pero perfectamente definido, acompañado por Matt Hollingworth en el coloreado con el que crea una tensión visible. Esperemos la siguiente serie limitada, que conformaría una trilogía, para ver hacia donde dirige Bruce Wayne sus pasos.
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