Pasado el ecuador de la adaptación al comic de la novela "American Gods" de Neil Gaiman, que publica Planeta Comic en España, en este sexto número vamos conociendo algunas respuestas. Tras los sucesos del tiovivo de La Casa de la Roca ocurridos en el número anterior, sabremos lo que vió Sombra durante ese tiempo montado en la atracción. Descubre que sus acompañantes, Wednesday, Czernobog y el señor Nancy son dioses, quienes se reunen con otras deidades en una casa. Antes de comenzar la reunión, el señor Nancy cuenta una historia sobre un tigre y sus atributos. Wednesday los ha citado allí para decirles que la gente ha olvidado a los dioses, desde que llegaron a América traídos por los hombres se han visto sustituidos por los avances tecnológicos, como móviles, internet, tarjetas de crédito, y algunos de ellos no ven un peligro real. Finaliza la reunión sin llegar a un acuerdo, y de pronto se ven en la sala del tiovivo, preguntándose Sombra si ha sido real todo. Wednesday los invita a cenar, y en el viaje en coche le acompañan tres de ellos para llevarlos a un restaurante. Una vez en el aparcamiento lo secuestran dos hombres de negro, Madera y Piedra, que parecen ser secretas. Le interrogan sobre Wednesday, sin recibir respuestas y propinándole un paliza. Una vez a solas se duerme Sombra, recibiendo la visita de su esposa fallecida, Laura, que le ayuda a escapar ya que ha matado a sus captores. Una vez en el exterior, Laura le dice que quierer volver a estar viva, y sombra debe ayudarla a conseguirlo, pero debe marcharse de allí lo más lejos posible.
Nos acercamos al final de la miniserie y Neil Gaiman nos ofrece algunas respuestas, ya que sabemos que Wednesday y sus amigos son dioses, revelando sus auténticas identidades, con Sombra envuelto en un viaje que no sabe si es realidad o ficción. El dibujo de Scott Hampton es vivo y nos muestra escenas surrealistas, casi lisérgicas, plasmando el viaje de Sombra en el tiovivo mediante viñetas de ángulos distintos, eclipsando con su trazo los bocetos de P. Craig Russell. Las escenas de los dioses, pintadas con pinceladas fuertes marcan la diferencia con lo que Sombra vive en el tiovivo y su vuelta a la realidad, con un dibujo más definido.
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