martes, 8 de abril de 2014
"Sin Título" de Cameron Stewart
El experimento que Cameron Stewart llevó a cabo como webcomic, "Sin Título", por el que ganó un premio Eisner, y más tarde se publicó en tomo por Dark Horse, llega a nuestro país en edición de Astiberri. Una historia que comienza como un thriller y a medida que transcurre se convierte en un misterio en el que se mezcla lo real y lo onírico. Alex está teniendo un sueño recurrente, se ve en una playa de arena gruesa en la que no hay más que un arbol solitario, y bajo éste, una figura humana irreconocible. En una de sus visitas a la residencia de ancianos donde se encuentra su abuelo internado, descubre que ha fallecido. Entre los objetos personales que recoge, hay una foto de su abuelo con una joven desconocida, lo que intriga a Alex, hallando una fecha y unas líneas al dorso de la foto. Tras visitar la tumba de su abuelo en el cementerio, ve a la joven misteriosa acompañada de un celador de la residencia, por lo que decide investigar al celador. Este es un tipo llamado Wesley, al que Alex sigue una vez finalizado su turno en la residencia hasta un local en el que mediante pantallas de televisión aparece la imagen de la joven, sacando los temores y secretos de Alex a la superficie. A partir de ese momento, Wesley descubre que Alex está metiendo las narices en sus asuntos, creando problemas que afectan la vida de Alex que le llevarán a mezclar la realidad y un mundo de sueños. La libertad de creación que Cameron Stewart ha tenido en "Sin Título" le ha llevado a crear una historia en la que no todo es comprensible, dando rienda suelta a la imaginación del lector. En el fondo, es la historia de Alex, un joven apático y conformista lastrado por sus temores familiares de la niñez, sus relaciones con varias chicas, obsesionado con el sueño del árbol, del que conoceremos su significado hacia el final del comic. Cameron Stewart domina perfectamente la narración, teniendo en cuenta que como webcomic se publicaba semanalmente, con ganas de saber más a cada página que pasas. El dibujo de Stewart, simplificando líneas en un estilo a lo Mazzucchelli funciona por su sencillez, a la vez que el bitono (b/n y ocre) hace que gane enteros, así como algunas composiciones de página (apaisadas), que siguen la pauta de ocho viñetas cada una. Un comic que sorprenderá al lector y cuya conclusión no satisfará a todo el mundo a pesar de ser una lectura recomendable.
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