Nota de prensa de Ficomic anunciando exposición sobre los orígenes del Manga en el XXII Salón del Manga de Barcelona.
El manga, tal y como lo conocemos hoy, se debe en buena parte a la obra
de Osamu Tezuka publicada justo después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero el gran maestro del manga no partió en absoluto de cero. Cabe
destacar que, desde principios del siglo XX, empezaron a aparecer en
Japón historietistas como Rakuten Kitazawa que cultivaban la tira
cómica, la caricatura y otras formas de expresión artística que
mezclaban imágenes y texto. Ninguna forma artística ha salido de la
nada, y aunque no podemos hablar propiamente de manga hasta el siglo XX,
lo cierto es que en la tradición artística japonesa encontramos un poso
de imágenes y creaciones que de alguna manera han influido en el
devenir de la historieta japonesa.
El XXII Salón del Manga de Barcelona, que tendrá lugar del 29 de octubre al 1 de noviembre en Fira Barcelona Montjuïc, producirá la exposición Los orígenes del manga.
La muestra explorará más de mil años de historia artística japonesa,
enseñando aquellas obras que podrían llegar a considerarse los ancestros
del manga. Allí tenemos las irreverentes caricaturas descubiertas en el
reverso de las tablas del techo del templo Hōryūji de finales del siglo
VII y los rollos ilustrados llamados emakimono del siglo XII.
Éstos eran una banda de papel que podía medir hasta quince metros de
largo que iba enrollada alrededor de un palo, que permitía una visión
múltiple de una escena. Los emakimono estaban destinados a la aristocracia o a la élite religiosa. Hay una obra que destaca conocida como chōjū-jinbutsu-giga
o Rollo de las aves y los animales, que retrata con ironía y sarcasmo
la buena vida que se daban los monjes a través de animales
antropomórficos. Ya en el siglo XIX, la obra ilustrada de Kawanabe
Kyôsai La procesión nocturna de los cien demonios iba a tener
una gran influencia en un autor tan trascendente del siglo XX como
Shigeru Mizuki, conocido por sus sobrecogedores mangas sobre los yōkai, nombre con el que son conocidos los fantasmas en la cultura japonesa.
Japón tiene una larga y rica tradición pictórica y del grabado, donde hay
un lugar destacado para la caricatura, la exageración, la fantasía, la
parodia, y tantos otros elementos que luego se han plasmado en los
mangas que leemos hoy en día.
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