La colección "Otros Mundos" presenta esta aventura de Batman titulada "El Ankh", publicada por ECC en España conteniendo Batman: The Ankh #1-2 USA. En Gotham están secuestrando a varios millonarios sin pedir rescate por ellos, a la vez que ocurren robos de antigüedades egipcias en el museo, por lo que Gordon le pide auda a Batman. Como Bruce Wayne, investiga en su círculo de amistades sabiendo que varios de ellos visitaron la clínica de la doctora Katar antes de desaparecer. Por otra parte, Tim se encarga de los robos del museo, comentándole su padre que se han cometido robos similares desde antes de la I Guerra Mundial, pero solo han desaparecido objetos como textos en pergaminos, en diversas partes del mundo. Una noche Batman descubre a la ladrona, que cuenta con la compañía de Killer Croc, escapando con una nueva pieza. Mientras tanto, Tim se encuentra en el museo cuando atacan varios individuos vestidos como momias egipcias, y el jóven es raptado por la ladrona. Batman descubre una pista en el museo que le conduce a la clínica Katar, estableciendo una conexión entre la desaparición de los millonarios y el robo de objetos, cuando situa la clínica sobre el viejo museo de antigüedades de Gotham y descubre el misterio que rodea a la doctora Katar.
Aunque se trata de un "Otros Mundos", no hay nada que diferencie a esta historia de una aventura normal de Batman, pues no está situada en otra línea temporal. Incluso en el guión, Chuck Dixon hace referencia al terremoto que asoló Gotham (en la saga "Cataclismo") y los secundarios habituales de Batman, como Alfred, Robin (en este caso Tim Drake), Gordon o el villano Killer Croc son los que conocemos de siempre. Por otra parte, el misterio sobre la doctora Katar se desvela en las primeras páginas, cuando se narra su historia y los acontecimientos que la han llevado a cometer los robos, en lugar de darnos la información al final para mantener el suspense, algo que Chuck Dixon con toda su veteranía no ha logrado en esta ocasión, aunque la resolución tiene algo de benévolo. El dibujo de John Van Fleet resulta algo estático, quizá por el uso de un estilo que es mezcla de pintura sobre fotografías, ocupando la mayor parte de las páginas con grandes viñetas. Una lectura que no sobresale por encima de la media pero que tampoco decepciona, y que se habría resumido en la mitad de páginas.
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