Tercera entrega de "Diablo House", el comic de terror publicado por IDW con guión de Ted Adams y dibujo del autor español Santipérez, que en esta ocasión nos traslada al mundo de las carreras de automóviles, muy populares en San Diego. Este relato trata sobre una familia que lleva gasolina en sus venas, donde el padre, Miles, es un experto en mecánica demostrando sus habilidades en la Segunda Guerra Mundial, primero con los vehículos y más tarde con los tanques. A su regreso de la guerra se aficiona a las carreras de automóviles, donde pierde la vida en una de ellas. Su hijo Harry hereda la afición, que comparte con su amiga Annie aunque ella siempre gana, primero en carreras de karts y más tarde en el circuito profesional. Harto de ser un segundón, Harry visita Diablo House para no ser nunca más un perdedor, demostrándolo en la gran carrera anual que se salda con un fatal desenlace.
A petición del dibujante Santipérez, Ted Adams escribe esta historia centrada en las carreras de automóviles, en la que se repite el esquema de las entregas anteriores, con un final a modo de moraleja en el que conocemos que todo tiene un coste en esta vida. Aquí apenas tiene protagonismo la Casa del Diablo, excepto en una viñeta, aunque tenemos a su anfitrión Riley, como ya es habitual, y hace un guiño a la canción de Beck "Loser", como que el protagonista es un perdedor. Santipérez sigue en su línea, con un trabajo estupendo inspirado por autores como Bernie Wrightson y destacando el color de Jay Fotos, en tonos apagados.
La historia de complemento corre a cargo de Robbie Robbins y Shawn Dickinson (que también realiza la variante de portada), donde un tipo se lleva toda la gloria mientras otros hacen su trabajo, en tono humorístico. El comic se completa con un recordatorio a las mejores historias del fallecido Len Wein por parte de Adams, comentando sus favoritas.
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