"Batman: Tiempo muerto nº 2" por King y Márquez

Segunda entrega de la miniserie "Batman: Tiempo muerto" de Tom King y David Márquez, publicada en nuestro país por ECC con Batman: Killing Time #2 USA. La página inicial es un flashback de la muerte del rey Penteo de Tebas hace 3.000 años a manos de las Ménades, entre las que se encuentran la madre del rey y sus dos tías. De vuelta a nuestros dias, vemos a Selina y Nigma escondidos en una cabaña a 60 kilometros de Gotham, con el objeto que robaron para Oswald, el Pingüino, en el primer capítulo, esperando a un comprador. Mientras tanto, Batman interroga a Croc en Arkham, sacándole información que le conduce hasta su novia, Vera Miles, quien ha recibido parte del botín del atraco. Catwoman rememora una charla con el Joker tres meses antes, en la que el Payaso le cuenta que inyectó a Batman un suero de la verdad, preguntándole si oculta algo divertido. Selina le pregunta a Nigma en la cabaña si ha dejado alguna adivinanza para que Batman les descubra, diciédole que no ha dejado acertijos. Batman espera a Vera en su apartamento, interrogándola sobre el dinero que ha estado gastando en joyas. Dos meses antes, Selina y Nigma atracan una joyería, siendo detenidos y trazando un plan mientras están recluidos en Arkham. Batman busca información en la sala Iceberg, descubriendo que el Pingüino está en el hospital tras la paliza recibida por el Acertijo, leyendo el informe médico por lo que Batman sabrá donde se ocultan, mientras el misterioso comprador llega a la cabaña.

La narración de Tom King vuelve a jugar con los saltos en el tiempo, desde la historia de las Ménades hasta el tiempo actual. No sabemos si tendrá alguna razón de ser o será irrelevante para la historia con tanto detalle del dia y la hora en la que ocurre la acción, pero si que es algo confuso de leer. Los flashback de las Ménades guardan alguna relación con la historia, aunque no sabemos todavía si con el objeto que robaron Selina y Nigma. En cambio, el dibujo de David Márquez es excelente, los personajes son reconocibles y sus expresiones faciales conseguidas, mientras que las escenas de acción, aunque escasas, están bien resueltas. Todo ello rematado con un buen coloreado a cargo de Alejandro Sánchez hace que disfrutemos más de la historia.