Segunda entrega de las aventuras de Ethan Reckless titulada "Amigo del Diablo" por Ed Brubaker y Sean Phillips, publicada por Panini en España, con Friend Of The Devil USA. Estamos en 1985. Buscando información en una investigación sobre el paradero de una persona desaparecida, Reckless llega a la biblioteca de Santa Mónica donde conoce a la bibliotecaria, Linh Tran, de origen vietnamita. Entablan amistad y da paso a un romance entre los dos, aunque Linh se muestra reservada a hablar de su pasado. Viendo viejas peliculas en el antiguo cine y cuartel general de Reckless, El Ricardo, Linh reconoce en una escena a su hermana desaparecida ocho años atrás, Maggie. Ethan se compromete a buscarla ya que resuelve problemas a la gente y quiere ayudarla. Linh le cuenta que su madre se casó con un capitán de Marines que regresó a Estados Unidos y las llevó con él, donde ya tenía una hija, Maggie, de su primer matrimonio. Las dos niñas congeniaron muy bien, siendo Maggie la que se enfrentaba a los matones del colegio cuando se burlaban de Linh. Años más tarde, Maggie quiere convertirse en actriz por lo que se traslada a Hollywood en 1976, pero un tiempo después dejaron de tener noticias de ella. Se puso en conocimiento de la Policía que la declaró persona desparecida y poco más. Reckless pide información a Frank Hancock, su antiguo supervisor cuando trabajaba en la Agencia, ahora jubilado, quien le proporciona el informe policial del caso. Su ayudante Anna sigue la pista de una amiga con la que Maggie compartió apartamento, interrogando al casero, mientras Ethan pregunta a un amigo experto en cine sobre la cinta en la que aparece Maggie, "Sirenas de Satán", dirigida por Ross Norman y producida por Jay Jeffers, al que encontraron enterrado en el desierto por asuntos turbios. Luego habla con Verna Peters, que en aquel tiempo fue gerente de producción, la cual reconoce a Maggie en un fotograma de la película, contándole que Jeffers tenía una mansión en la que daba fiestas y siempre había chicas en ella, las cuales aparecían en pequeños papeles en las películas. Reckless comienza a preguntar a los vecinos de la mansión de Jeffers, y uno le comenta que en sus fiestas tenían como una especie de culto sexual. Habla con el fotógrafo que le hizo el book a Maggie, que también iba a las fiestas en busca de clientes, a las que asistían ricos pervertidos con un gurú que embadurnaba de sangre a las chicas como un rito satánico, hasta que alguien descubre que Reckless ha ido demasiado lejos en su investigación e intenta eliminarlo.
En esta segunda novela gráfica de Reckless, Ed Brubaker nos sumerge en el mundo del cine en Hollywood mezclando el género negro con un culto satánico de serie B, en una narración en primera persona. En la anterior "Reckless", situaba la acción en 1981, y en esta adelanta en el tiempo hasta 1985 donde Ethan encuentra un interés romántico en Linh cuando atraviesa una crisis personal, llámalo depresión o nostalgia por la muerte de su padre. Pero en cuanto se sumerge en el caso vemos al Reckless antiguo agente del FBI, como comprobamos en las páginas de la introducción que forman parte del final de la historia, o como titula uno de sus capítulos, "Cuando todo se vuelve raro". Esta segunda historia es más interesante que la primera, en la que había que presentar a los personajes y desarrollar la acción, pero como relata Brubaker en el epílogo, las sectas satánicas tuvieron un auge en la década de los 70 que él mismo experimentó cuando vivía en San Diego, lo que añade un plus al misterio que Reckless intenta resolver. En el apartado gráfico, Sean Phillips brilla de nuevo, con la distribución de tres tiras de viñetas por página, rotas ocasionalmente por alguna splash. Aunque la figura de Reckless, en especial el rostro, lo resalta con trazos gruesos, el resto de personajes los define con lineas más ligeras. La ambientación está muy bien lograda, así como la narrativa y los detalles de las viñetas, dejando pocos fondos en blanco o añadiendo una pincelada de color gracias al coloreado de Jacob Phillips en tonos pastel, incluso en una escena con las luces de la Policía se ilumina en tonos azules y rojizos reforzando el color como herramienta narrativa. Otra novela gráfica de Brubaker y Phillips que funciona de manera independiente, y que no puedes dejar de leer hasta que terminas con ella, esperando la tercera que se publicará en octubre.
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