Por fin tenemos publicado en España por parte de Panini el último tomo de la serie "Kill Or Be Killed" de Ed Brubaker y Sean Phillips, conteniendo Kill Or Be Killed #15-20 USA. Dylan supo en el anterior volumen de la existencia de un hermano fruto del primer matrimonio de su padre, veinte años antes de que él naciera, y que terminó suicidándose por tener visiones de un demonio. Pero en esta ocasión vemos que Dylan está recluido en un psiquiátrico, ya que empezó a ver al demonio de nuevo exigiéndole un sacrificio. Durante una noche que pasa en casa con Kira, aparece el demonio y Dylan se comporta fuera de sí, descubriendo que su compañero de piso, Mason, está escuchando tras la puerta. Dylan intenta agredirle pero Kira le golpea dejándolo inconsciente, por lo que es internado en el psiquiátrico donde ya estuvo cuando intentó suicidarse. En una visita con su doctor, Dylan le explica que un demonio le ordena matar a malas personas y que es el Justiciero que busca la Policía, por lo que el médico se rie ya que en las noticias ha salido un nuevo ataque del vigilante, algo que sorprende a Dylan. Después de ajustarle la medicación, Dylan deja de ver al demonio, por lo que se pregunta si había existido o era fruto de sus deseos oscuros, pero comienza a ver que Perry, uno de los celadores realiza tocamientos a una interna que se encuentra bajo los efectos de la medicación, siguiéndole para confirmar su sospecha. Una noche, cuando Perry lleva a otra mujer a su habitación, le sorprende en la cama pero Dylan se hace el despistado, confirmando lo que temía y será su próximo objetivo. El doctor recibe a Dylan de nuevo para mostrarle un periódico que anuncia en primera plana la muerte del Justiciero por la Policía, preguntándose quién sería el otro tipo enmascarado. El detective Stan, encargado de la investigación descubre la identidad del encapuchado, un antiguo miembro del Ejército, expulsado por golpear a un superior y descubren en su apartamento armas y munición junto a otras pruebas, por lo que cierran el caso. Pero la detective Sharpe no está convencida, solicitando las llamadas de denuncias sobre el Justiciero, siendo una de ellas de Mason, el compañero de piso de Dylan, que descubre en el apartamento un pasamontañas y munición. Sharpe se entrevista con Mason, el cual le da la dirección de la madre de Dylan, visitándola y descubriendo pruebas que le confirman a Dylan como el Justiciero. En mitad de una nevada, Sharpe se cita con su compañero Steve para decirle que ha encontrado al auténtico Justiciero, irá a visitarlo y le hará confesar. Cuando Sharpe se dirige al psiquiátrico, Steve que es un confidente de la mafia rusa, les avisa de donde encontrar a Dylan, enviando a varios hombres para matarlo. Sharpe se entrevista con Dylan, diciendo que sabe que es el Justiciero, y este confiesa al verse acorralado que lo hizo porque no cree en la Justicia y que el Sistema está corrompido. En ese instante llegan los rusos disparando contra los empleados del hospital y Dylan, conociendo los entresijos del edificio, elimina a los asesinos, sin saber que hay uno de ellos esperando en el coche.
Más que leído, este último tomo ha sido devorado en una hora y poco ya que estaba ansioso por conocer el final de la serie. Y no me ha defraudado, como apunta Ed Brubaker en una de las cajas de texto, "Esta historia no culminará en un final sorpresa en el que descubrimos que toda mi narración era una conversación con un psiquiatra", aunque no aclara si Dylan estaba loco o poseído, lo deja a la imaginación del lector, y en un giro argumental, nos hace creer en un final cuando en realidad es otro. Pero aparte de una historia de vigilantes, también es una crítica hacia la sociedad y la injusticia en el mundo, narrado en primera persona por Dylan y recurriendo a los flashbacks para contar la historia completa. Parte del merito corresponde a Sean Phillips, que plasma a la perfección en sus imagenes el calvario que pasa Dylan en el psiquiátrico, sedado con la medicación y sintiendo su angustia. Tanto en las escenas de acción como en las introspectivas, Phillips continúa con su buen hacer, al igual que en las anteriores entregas, y con el coloreado de Elizabeth Breitweiser logra ese ambiente noir que sobrevuela estas páginas. Un trabajo que ha costado dos años y medio de verse publicado en España en su totalidad desde el primer volumen, según Panini ha sido por tema de derechos, cosa que no ha sucedido con los nuevos episodios de "Criminal". Esperamos que para lo próximo de Brubaker y Phillips, "Reckless", no haya tantos problemas.
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