martes, 28 de diciembre de 2021

"Los Eternos 2: Matar a un dios espacial" por Jack Kirby


Segundo volumen de la colección "Los Eternos" de Jack Kirby publicados por Panini en nuestro país, con The Eternals #12-19 y The Eternals Annual #1 USA. Al final del primer volumen vimos como los Eternos se fusionaban en el ritual de la Unimente, convocados por el gran Zuras en Olimpia, para salvar la Tierra del juicio de los Celestiales. Mientras tanto, Thena regresa con los desviantes conocidos como Karkas y el Proscrito, quienes han de enfrentarse a Zakkas, quien ha creado una máquina con la que trae hasta el presente a varios famosos asesinos del Tiempo, como Atila o Jack el Destripador, y a un antiguo desviante conocido como Tutinax el allanamontañas. Después, los desviantes bajo el mando del gran Tode y Kro, lanzan una bomba gigante para destruir la nave de los Celestiales, a la misma vez que una nave espacial americana con la misión de espiar a los gigantescos dioses. En Olimpia, el Duende observa el lanzamiento de los desviantes, y busca la forma de evitar el ataque, llamando a un antiguo héroe, el Olvidado, para detener la bomba. 
En el Instituto Maryland de Tecnología, dos estudiantes dan forma a un duplicado robótico de Hulk para utilizarlo como mascota en el partido de futbol, pero el doctor Ryan les ordena desmantelarlo. Una vez finalizado el rito de la Unimente, los Eternos regresan a Olimpia, pero dejan un rastro de energía cósmica que es absorbida por el Hulk robótico, dandole vida. Ikaris junto con Makarri deberán detenerlo ya que tiene un poder sin igual, interviniendo el gran Zuras. Durante la pelea, Ikaris es agarrado por una fuerza procedente del subsuelo, seguido por Makarri. Zuras desciende al pozo encontrando al culpable de la desaparición de ambos héroes, el desviante llamado Dromedan el robacerebros quien controla sus mentes, pero Sersi acude en su ayuda.
Por último, el Eterno llamado Druig va en busca de un arma que puede destruir a los Celestiales, como sucedió en la visita de la Segunda Hueste con uno de ellos. Para conseguirlo busca su origen en su primo Ikaris, tendiéndole una trampa y capturándolo descubriendo su paradero, oculta en la Pirámide de los Vientos. Ikaris consigue escapar y va tras Druig, pero ya ha conseguido el arma que descarga una enorme energía capaz de destruir el planeta.
 
En este segundo tomo de la colección "Los Eternos" termina la andadura de Jack Kirby, ya que finalizó su contrato con Marvel y se canceló, dejando en el aire una conclusión satisfactoria, por ejemplo con el juicio de los 50 años de los Celestiales, Karkas y el proscrito, el sentido de la Unimente o el destino del Olvidado. También vemos que su relación con el Universo Marvel resulta tangencial, de ahí que aparezca un doble robótico de Hulk sin venir mucho a cuento, quizá por injerencias editoriales o por el propio Kirby, quien no supo o pudo encauzar su torrente de ideas. El dibujo de Kirby, más duro y simplificado ofrece mejor resultado con el entintado de Mike Royer, muy fiel al estilo de Kirby. Tras un primer volumen excelente, este segundo tomo resulta más disperso ya que comienza historias que se desvían de la trama principal, que más tarde se retomarían por parte de Roy Thomas en la serie de "Thor". A pesar de todo, un volumen recomendable para los seguidores del "Rey".

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