En esta historia autoconclusiva publicada en "Batman nº 67" por ECC en España, que incluye Batman #23 USA, el equipo creativo reúne a Batman con la Cosa del Pantano en "Valiente y agraz". Un anciano, Lloyd Bernard, es asesinado mediante dos disparos en la cabeza y la policía de Gotham descubre el cadáver al recibir avisos por quejas de mal olor. Gordon se pregunta la razón de los dos disparos, cuando con uno hubiera sido suficiente. Le comenta a Batman que el asesino entró por la ventana, lo cual no sería extraño si no se encontrasen en el piso 84 del edificio. A partir de un bocadillo en descomposición aparece la Cosa del Pantano, diciendo que el fallecido era su padre que se marchó de casa cuando Alec era niño. Siguiendo unas pistas, Batman interroga al Hombre Cometa, cuya información le lleva hasta una casa de empeños en la que un traficante de armas compró una cometa suya y posteriormente la vendió al asesino. Un pequeño detalle al interrogar al traficante hace que Batman descubra la identidad del asesino, pero la Cosa del Pantano quiere venganza por la muerte de su padre.
La historia que narra Tom King está dedicada a Bernie Wrightson, el creador de la Cosa del Pantano al que homenajea junto a Len Wein en el nombre del edificio donde se comete el crimen, el edificio Wein-Wrightson. Además, nos presenta una historia del Batman detective, algo que últimamente vemos poco en la colección. La historia, dividida en ocho capítulos, tiene algunos detalles de humor, como la visita de La Cosa del Pantano a la mansión Wayne con Alfred barriendo restos de hojas o la conversación entre Batman y Alec en la Batcueva y el Batmóvil. Algo que nos deja intrigados es por qué Batman no sabe la identidad del asesino desde el principio si el modus operandi empleado son los dos disparos, como más adelante nos indica. Mitch Gerads utiliza un dibujo impecable, y en su composición de página durante la mayor parte del comic utiliza la distribución en nueve viñetas, además de un coloreado que oscila entre verdes, ocres y azules. Un buen ejemplo de que en veinte páginas se puede contar una buena historia.
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