Finaliza en este número 77 de "Batman" publicado por ECC en nuestro país el arco argumental en tres partes titulado "Todo el mundo ama a Hiedra", con los Batman #42 - 43 USA. El mundo entero está bajo el control de Hiedra Venenosa, excepto Batman y Catwoman, que además no saben cómo hacer frente a esta amenaza. Aunque la paz domina el mundo y la Tierra se recupera de la devastación a que había sido sometida por el hombre, haciendo un lugar mejor, Hiedra controla a todos sus habitantes, superhéroes incluidos como Superman, Wonder Woman o Supergirl. Batman y Catwoman salen de la mansión Wayne con un plan, burlando la vigilancia de Superman. Van en busca de Johnny Suntres, un niño con una alergia a los vegetales a quien la Fundación Wayne buscaba una cura, pero Hiedra lo ha ocultado para que no lo encuentre. Esto hace enfurecer a Hiedra, que captura a Batman y Catwoman, mientras Bruce la hace perder el control más todavía con sus comentarios, hasta el punto de a través de Superman propinarle un puñetazo que lo deja malherido, llevándolo al hospital. Esto forma parte del plan de Batman para devolver la normalidad a la Tierra, ya que en el hospital es atendido por la doctora Harley Quinn mientras Catwoman mantiene distraída a Pamela, narrando algunos hechos que sucedieron en el enfrentamiento entre el Joker y el Acertijo. La intervención de Harley será decisiva para que todo vuelva a ser como antes.
En este arco, Tom King nos presenta a una Hiedra Venenosa capaz de obtener control del mundo entero, aunque desconocíamos el potencial de ésta. Estaríamos ante una Cosa del Pantano con dominio total del Verde, aunque aquí sabemos que toma el control de la gente por las plantas además de los vegetales. Nuevas habilidades de las que no sabemos cómo las ha obtenido, pero controlar a todo el mundo debe causarle un tremendo esfuerzo. También la resolución en la que interviene Harley Quinn parece un tanto simple para todo lo que habíamos leído antes, y aunque nos presenta a una nueva Poison Ivy la conclusión de la historia no está a la altura de su desarrollo. En cuanto a Mikel Janín, nada que añadir que no hayamos dicho anteriormente, con un trabajo fantástico, que en el segundo número cuenta con la ayuda de Hugo Petrus en cuatro páginas, con un estilo similar.
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